Harmònica de fusta i metall, instrument musical.
“Llegamos todos a Barcelona siguiendo un sueño, un sueño musical. Éramos siete músicos pero sobre todo siete soñadores. Dos eran hijos de inmigrantes españoles de la guerra civil y las canciones me resonaban en un idioma todavía lleno de misterios.
Hacía poco, había regresado de un viaje en Colombia y tenía la sensación de que la fuente de la música estaba allí afuera. Desde una casa ocupada de París, La Moskowa, la banda, empezó enseguida a tocar en España.
No me llevé mucha cosa y toda mi música estaba concentrada en un pequeño instrumento humilde que me acompañaba siempre y que todavía me da de comer. Nos instalamos los siete con un niño de 2 años y un perro en un piso de la calle San Gil. Ese fue el inicio de la aventura. Barcelona era una cuidad en ebullición, todo estaba por hacer, todo era posible, la música brotaba en todas las esquinas.
En 6 meses, la revista Mundo Sonoro nos gratificó con la etiqueta de mejor banda “española” del 96. Empezaba Color Humano. Barcelona se transformó así en mi cuidad, el lugar donde mis hijos comen, lloran, se ríen y crecen.”
De París a Barcelona
