COL·LECCIÓ MIGRANT (MHIC)
Record d’un mal son, Joan Brossa
DADES TÈCNIQUES
Num. de RegistreMUSE 0123
Dimensions89 x 49 x 51 cm
Datació1991
Colorsmetàl·lic, marró
Material / Tècnicamarbre, ferro, fusta
Descripció

La escultura del poeta i artista Joan Brossa és un si mateix un poema táctil (o antipoema) a la perversió institucional sobre la construcción d’habitatges i construcción de barris a la década dels anys ’60 del segle XX. Barris immigrants de población migrada que en arribar a la gran ciutat va estar condemnada a seguir migrant.

Testimonis

“Durante el tiempo que fui regidor, busqué que la planta técnica de Urbanismo del Ajuntament de Sant Adrià fuera transparente. Y físicamente se pudiera ver y ser visto. Aquella mañana me indicaron que un señor quería verme. Miré y ví que estaba acompañado por otra persona. Despeinado, casi tan mal vestido como yo… yo con bambas y él con espardeñas. Me pareció que buscaban la planta anterior, la de Servicios Sociales. Pero no. Aquel señor venía hablar conmigo. ¡Joan Brossa!

– Usted ¿plantará mi obra ¿o, como han hecho los que han pasado y se han sentado donde ahora usted está, la seguirá secuestrando en algún sótano de este ayuntamiento?

De pronto descubrí en mi cabeza un torbellino de recuerdos: un pleno municipal, el acuerdo que hicieron del pago de una “estatua” – ¡con los problemas por resolver que teníamos en el municipio!- , la llegada, finalmente, de la escultura que representaba la cabeza del alcalde de Barcelona José M. de Porcioles en una bandeja sobre su silla de Notario. Y el inmediato encierro de esa escultura bajos sótanos del Ayuntamiento de Sant Adrià de Besòs. Fue entonces cuando encontré literariamente al poeta Joan Brossa.

Aquel otro día, preguntando por mí, le conocí físicamente, ¡Joan Brossa!, habían pasado unos años durante los cuales su escultura rondó por los sótanos municipales, años en que la ciudad vivió decenas de luchas políticas, como siempre, por estos territorios…

– Claro que sí, sr. Brossa. ¿Cuál es su lugar?

Semanas después de pasear por el barrio de la Mina, él dispuso dónde. Allí se colocó. Claro, antes tuvimos que liberarla de su zona “carcelaria”. Y tenerla escondida hasta el momento de su implantación. Ese día Brossa marchaba para Alemania, le entendí, pero, desde el eropuerto de El Prat (Barcelona), él se vino para el barrio de la Mina.

Porcioles miró durante 24 horas, desde el antipoema de Brossa, su obra que años atrás había construido: el barrio de la Mina, en el municipio de Sant Adrià, lugar de marginación donde había ubicado todo el barraquismo del que se liberó Barcelona.

Al día siguiente de su implantación, descolocada del lugar escogido por el artista, la obra de Brossa de secuestrada se convirtió en inmigrada pasó por varias ubicaciones llegando, finalmente hasta el MhiC, y esperando poder estar donde le corresponde como todos los que vamos de un lugar para otro que esperamos llegar un día a donde nos pertoca.”

De Jeréz a Barcelona